ANDRES BELLO OBRAS COMPLETAS T/8

Mientras que la música, la literatura, la física, la filosofía o la historia suelen ser apreciadas por un gran número de personas que no son músicos, escritores, físicos, filósofos ni historiadores, la gramática es una disciplina que no suele ser especialmente estimada por los que no son gramáticos. Sabemos bien que algunos de los muchos que se acercaron a la monumental obra gramatical de Andrés Bello lo hicieron con el propósito de rebuscar entre sus páginas algunas pistas que les ayudaran a comprender mejor su credo intelectual: acaso si Bello era más más empirista que racionalista, o más neoclásico que premodernista; si le influyó más Condillac que Beauzée, si obtuvo más inspiración en Jeremy Bentham, en Thomas Reid o en Desttut de Tracy, o incluso si le interesaba más la obra de Vicente Salvá que la de Gregorio Garcés. Quizá me equivoco, pero intuyo que a algunos de los que se hacían esas preguntas, y otras muchas similares, les importaba algo menos averiguar qué nos descubrió Bello exactamente a los hispanohablantes sobre nuestra propia lengua; en qué nos ayudan sus aportaciones a conocer mejor el sistema conceptual en el que formulamos día a día cuanto somos capaces de pensar o sentir .